LIDERAZGO PEDAGÓGICO- Documento 2
La fuerte relación que se establece entre el docente y el alumno es la esencia del proceso pedagógico; señala además que para los alumnos que todavía no dominan los procesos de reflexión y de aprendizaje, el maestro sigue siendo insustituible y una imagen con quién identificarse, incluso a quién admirar. El docente se vuelve por la cantidad de tiempo que pasa los alumnos en la escuela en una figura fundamental no sólo en la adquisición de conocimientos y desarrollo de habilidades; también en la formación de ideas y pensamientos.
La autoridad del líder pedagógico proviene siempre de los estudiantes con los cuales interactúa y con quienes comparte su posición, normas y valores. Es autoridad moral. Por lo que entonces nos encontramos con que la figura más aceptable para hacer agradable el proceso enseñanza – aprendizaje es la del líder pedagógico.
La condición de un profesor como líder pedagógico dentro de un colectivo docente descansa en la autoridad moral o real que éste ostenta ante el grupo de estudiantes. Por tanto, no tendría sentido pensar que tal atributo puede ser adjudicado desde fuera o autoadjudicado por algún docente.
La esencia del liderazgo pedagógico está en aumentar la influencia educativa (autoridad) sobre los estudiantes por encima del nivel de obediencia mecánica a las órdenes rutinarias venidas de la institución educativa. Líder pedagógico es el docente, liderazgo es el propio proceso que desarrolla el docente que es líder.
Líder educativo que debe poseer el entendimiento, el conocimiento, la visión, los hábitos de pensamiento y acción, la disposición de indagar, cuestionar y problematizar, la inclinación a tomar riesgos, a experimentar y evaluar consecuencias; tener las habilidades para crear espacios y prácticas que sean cuidadosas, dedicadas, respetables, respetuosas, confiables, estimulantes, preocupadas, y que contribuyan a desarrollar comunidades de aprendizaje donde se favorezcan la democracia, la equidad, la diversidad y la justicia social.
El líder educativo debe ser también, un visionario que sueña solo y con otros, un programador que evalúa con cuidado las consecuencias de sus acciones. Debe tener un hábito indagador, investigador, debe ser un constante estudioso de la escolarización, de la enseñanza y del aprendizaje, con un espíritu aventurero y una actitud humilde. Un líder educativo en el nuevo milenio es, en esencia, un practicante sofisticado
Un buen liderazgo demanda la creación de condiciones que aseguren una participación amplia, constante y prolongada. Esto incluye respeto, escuchar, intercambio, posibilidad de que todos enuncien sus perspectivas eliminando lo más posible las diferencias que surgen por razones de edad, de género, de nivel educativo, de cultura, de etnia, de habilidad, entre otros aspectos.
Su cometido ante todo es el de transmitir la afición al estudio. Por lo que eso los convierte en líderes.
Un líder pedagógico, no impone, propone; guía al estudiante. Debe ser investigador y competente.
Debe TRABAJAR, no flojear ni estar en la educación porque es lo más fácil (Lo cual por cierto, es falso). Al igual que los educandos que deben estudiar como una obligación con la sociedad, el docente debe TRABAJAR como obligación social.
Un líder no es el que guía masas ignorantes, sino que con conocimiento crea criterios, CREA, esa es la palabra mentes capaces de pensar. Y cuando tenga un puesto en alguna dependencia, debe ser OBJETIVO, TRABAJAR y CREAR, no dedicarse a la política vil para subir escalones y hundir lo que le ayudo a subir.
¿Qué les diría a los maestros para elevar su propio nivel educativo?
Primordialmente el llamado que yo siempre he hecho y seguiré haciendo a los maestros es que revaloren, que reanalicen, retomen su vocación, porque mientras ustedes no entiendan lo enorme y lo trascendente de su vocación como formadores, como guías, como educadores, como consejeros, como segundos padres no vamos a cambiar gran cosa, así se hagan muchos movimientos sociales tratando de mejorar al maestro, eso no se va a lograr.
La vocación del maestro, y lo digo enfáticamente, implica servicio, congruencia, entrega, sacrificio y amor por sus alumnos. Si esto que pareciera muy ideal no lo llevamos a la práctica es muy difícil pensar que la educación vaya a mejorar. El maestro quiéralo o no, es el prototipo de forjador de la sociedad.
Los prototipos de forjadores la sociedad tradicionalmente han sido el sacerdote, el médico y el maestro, y no ha pasado de moda tampoco.
Si queremos un desarrollo de la sociedad el día de hoy debemos de regresar a la misión, al rol que tienen el maestro como forjador de las personas, en cada uno de sus alumnos y después como líder social, forjador de esa sociedad que tanto necesita de su presencia, de su consejo, de su orientación, de su guía.
De los maestros depende también que la sociedad recupere la unidad, la armonía, la paz, que tanto necesitamos.
En conclusión, yo no diría otra cosa más a los maestros que su papel es fundamental para poder reconstruir Guatemala. Se necesita no solamente de su presencia sino de su buena presencia, de su orientación, de su consejo.
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jose luis -