VAYA USTED CON DIOS 6
La experiencia de Dios no llega nunca como recompensa a nuestro esfuerzo; es la respuesta de Dios al reconocimiento y confesión de la impotencia del hombre. La meta de todo camino espiritual es llegar a ponerse en manos de Dios.
La ascética no confronta con la fortaleza sino con la deblidad, con la experiencia de que no podemos mejorar sin la gracia de Dios de la que dependemos en todo. Estoy convencido de que la ascética monástica no puede ser más que un gesto de seres pobres y débiles que se fían de la gracia, de lo contrario sería ascética pagana. A veces no le queda a Dios otro remedio para llevar al hombre al conocimiento de su bebilidad que permitir su pecado.
Lo paradójico en la vida espiritual consiste en la posibilidad de experimentar la fuerza de Dios en nuestra flaqueza. (2Cor. 12,9).
Por los fracasos e infidelidades se llega a la conclusión de que solamente Dios puede edificar su casa, la casa de su gloria, con los escombros de nuestra vida.
No miraré mis pecados; miraré la misericordia de Dios que me ama a pesar de mis pecados.
El que busca eficazmente un objetivo debe asumir el riesgo de no acertar en todo.
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